Las claves que explican el “conflicto armado interno” en Ecuador, declarado tras varias jornadas de violencia, incluyen:
Poder de las Bandas Criminales:
- La crisis de seguridad en Ecuador se ha exacerbado en los últimos tres años, alcanzando un récord histórico de homicidios en 2023.
- Más de 20 bandas criminales operan en el país, vinculadas a grandes carteles de drogas de México y Colombia, como los Choneros, los Lobos, los Lagartos o los Tiguerones.
- Estas bandas tienen una presencia significativa en las cárceles, donde establecen sus centros de mando y operaciones.
- La violencia extrema protagonizada por estas bandas se dirige tanto hacia conflictos internos como contra el gobierno, instituciones y la sociedad ecuatoriana en general.
Corrupción e Infiltración en Instituciones:
- Las bandas criminales han logrado una presencia omnipresente en la sociedad ecuatoriana, incluso infiltrándose en instituciones estatales como la policía y las Fuerzas Armadas.
- La corrupción, alimentada por el dinero del narcotráfico, ha permeado las instituciones, como se evidenció en la operación Metástasis lanzada por la fiscalía contra la corrupción y el narcotráfico.
- Esta infiltración permite a las bandas tener un control más amplio y operar desde instancias judiciales y políticas, buscando la impunidad en algunos casos.
Fugas de Líderes y Motines en Cárceles:
- La fuga de líderes criminales, como Adolfo Macías alias “Fito,” que cumplía una condena de 34 años por delincuencia organizada, narcotráfico y asesinato, ejemplifica la penetración del narcotráfico en las instituciones.
- La fuga de “Fito” coincidió con graves motines en al menos seis cárceles, donde los prisioneros tomaron a varios guardias como rehenes.
- Estas fugas y motines llevaron al presidente Daniel Noboa a decretar un estado de excepción por 60 días para restablecer el orden en el sistema penitenciario y enfrentar la crisis de seguridad.
En resumen, la combinación de la violencia desencadenada por bandas criminales, la infiltración del narcotráfico en instituciones estatales y las fugas de líderes criminales ha llevado a la declaración de un “conflicto armado interno” en Ecuador.
La reacción a la presidencia de Noboa
La presidencia de Daniel Noboa, que comenzó el pasado 23 de noviembre, ha generado diversas reacciones, especialmente en relación con sus propuestas centradas en la economía y la seguridad, aspectos que atrajeron el respaldo mayoritario de los ecuatorianos en las elecciones.
Con apenas un mes y medio en el cargo, Noboa aún no ha tenido la oportunidad de implementar completamente su programa, pero sus medidas orientadas a abordar la problemática de la seguridad son particularmente destacadas. Aunque se presentó como un político moderado, sus propuestas muestran un enfoque firme hacia el debilitamiento de las bandas delictivas.
Entre sus propuestas más relevantes se encuentra la iniciativa de reformar profundamente el sistema carcelario, con la implementación de una segmentación que permita aislar a los reclusos más violentos y peligrosos. Además, ha buscado agilizar la instalación de cárceles flotantes en barcazas para recluir a delincuentes peligrosos lejos de la costa, evitando así que operen desde prisión.
Noboa también ha manifestado su intención de penalizar el consumo de drogas a pequeña escala, establecer un sistema de jurados para delitos graves y realizar inversiones en tecnologías avanzadas, como drones y radares, para enfrentar a la delincuencia organizada en vías y fronteras.
Sin embargo, estas propuestas han generado una respuesta significativa por parte de las bandas delictivas, según analistas. Se sugiere que el reciente decreto de estado de excepción, aplicado por el presidente tras la fuga de “Fito” y los subsiguientes motines, contribuyó a agitar la respuesta de las bandas, especialmente con la toma del canal de televisión.
Para algunos expertos, las intenciones de Noboa, junto con medidas que reflejan una postura de fuerza similar a la de expresidentes anteriores, podrían haber estimulado la reacción de grupos mafiosos que buscan mostrar su capacidad para desafiar la democracia. En este contexto, el llamado a un referéndum para legitimar medidas de seguridad más estrictas ha intensificado la tensión en el panorama político y social del país.
El control del narco
En 2019, el Departamento de Estado de Estados Unidos estimó que aproximadamente un tercio de la cocaína producida en Colombia atraviesa Ecuador antes de llegar a destinos en Norteamérica y Europa. En los últimos años, este país fronterizo con Colombia y Perú, ambos importantes productores de drogas, ha experimentado un aumento significativo en su papel dentro del mercado internacional de la cocaína.
Este cambio de dinámica se refleja en el incremento de decomisos de narcóticos, el descubrimiento cada vez más frecuente de laboratorios y, de manera más preocupante, en el aumento exponencial de la violencia. Grupos criminales ecuatorianos, como los Lobos, los Choneros o los Tiguerones, han establecido fuertes vínculos con los carteles del narcotráfico.
Tradicionalmente, las organizaciones criminales ecuatorianas operaban de manera fragmentada, sirviendo principalmente como subcontratistas para organizaciones criminales extranjeras, según indica el portal especializado InsightCrime.
La desmovilización de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) como resultado de un acuerdo de paz con el Estado colombiano ha llevado a Ecuador a desempeñar un papel más destacado en el mercado internacional de drogas. Grupos disidentes de las FARC y otras organizaciones vinculadas al narcotráfico han descentralizado las cadenas de producción y distribución de cocaína, involucrando a grupos mafiosos ecuatorianos en el negocio.
Estos grupos, particularmente activos en la frontera con Ecuador, en los departamentos colombianos de Nariño y Putumayo, establecen alianzas con carteles mexicanos y otras organizaciones europeas, principalmente de los Balcanes occidentales. La participación de múltiples organizaciones criminales de diversos países ha generado disputas territoriales y un aumento de la violencia en Ecuador, según señalan los expertos.
Dos carteles mexicanos, el de Sinaloa y el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), también han dejado su marca en el escenario ecuatoriano. Se cree que el cartel de Sinaloa inició operaciones en Ecuador alrededor de 2003 con un enfoque discreto, mientras que los Choneros han colaborado históricamente con este cartel. Por otro lado, los Lobos, los Lagartos y los Tiguerones han establecido alianzas con el CJNG.